CINCO CONSEJOS PARA CUIDAR A NUESTROS ADULTOS MAYORES.
La vejez se puede resumir como la edad de las pérdidas. Si el envejecimiento es un
proceso, la vejez es una situación social. Todos los que han envejecido, a pesar de las
diferencias individuales o de grupo existentes, conforman un todo con unas propiedades
comunes que ofrecen suficiente relevancia para constituirse como un sector humano
distinto al de otras edades.
"Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena" dice el Director Ingmar Bergman.
Estimular nuestro cerebro es fundamental a cualquier edad, y más aún cuando somos mayores. No hemos de esperar a tener fallos para ejercitar nuestras capacidades, lo ideal es estimularlas antes para generar reservas que nos permitan hacer frente a las dificultades que puedan o no venir.
el adulto mayor puede necesitar ayuda en muchos aspectos de su vida cotidiana, como por ejemplo para acostarse o levantarse de la cama, para el aseo y limpieza personal, incluso a algunos hay que darles de comer.
Para estas tareas diarias existen una seria de prácticas que pueden ayudar al cuidador a brindar cuidados efectivos en los diversos aspectos ya mencionados.
1. SEGURIDAD EN CASA PARA LOS ADULTOS MAYORES
Para prevenir caídas y golpes en el hogar, es importante mantener el suelo libre de obstáculos y evitar que tengan alguna sustancia resbaladiza. En lugares como el baño, se deben colocar alfombras anti-deslizantes que eviten resbalarse a la persona.
A los adultos mayores es importante ubicarles barandillas en lugares de difícil acceso como las escaleras o la ducha, además de asegurarse que éstas estén a la altura idónea.
La forma de actuar ante un accidente por caída o golpe, es utilizar hielo para calmar el dolor del accidentado, ayudando también a disminuir la inflamación Además, es importante contar con analgésicos en el hogar. Si se trata de un esguince o fractura, se debe inmovilizar a la persona y comunicarse inmediatamente con los servicios de emergencias médicas.
2. RECONOCER SUS MEDICAMENTOS Y NO OLVIDARSE DE TOMARLO
Es importante tener presente que el uso de un mayor número de medicamentos y los cambios que normalmente ocurren en el organismo debido al envejecimiento pueden aumentar la posibilidad de interacciones indeseadas o incluso perjudiciales.
Poner sus medicamentos prescritos en envases fáciles de abrir si a usted le cuesta abrir los envases con tapa a prueba de niños, (y no hay niños pequeños que vivan con usted o que visiten su casa). Imprimir en letra más grande las etiquetas de sus medicamentos prescritos, si tiene dificultad para leer las etiquetas.
3. HIGIENE Y ASEO PERSONAL
La piel tiende a resecarse y, por tanto se descama y produce picazón, sobre todo en brazos y piernas, y más en invierno. Por eso es vital evitar elementos que acentúen la sequedad, como el uso excesivo de jabones., Aunque tenemos incorporado el jabón, éste no es imprescindible, sobre todo en las personas mayores que tienen la piel seca. Bañarse sólo con agua debería ser suficiente.
- Si esto no resulta cómodo, se deben utilizar idealmente sustitutos del jabón, conocidos como syndet o bien jabones suaves, como los de afrecho o avena.
- El baño debe ser corto y no muy caliente. Después de él, lubricar la piel con crema es un deber.
4. DIETA RICA EN VITAMINAS Y MINERALES .
Una dieta saludable para las personas mayores debe ser variada, equilibrada y moderada; lo que supone que estén incluidos alimentos de todos los grupos y en las proporciones adecuadas, es decir, sin restricciones ni abusos. No obstante, el médico o el geriatría podrían establecer limitaciones en la dieta en función de las diferentes enfermedades que padezca cada persona.
Lo ideal es hacer al menos cuatro comidas al día (desayuno, comida, merienda y cena), o cinco, con un segundo desayuno a media mañana. Ello supone reducir las cantidades de alimentos en cada una y procurando especialmente que las cenas sean poco abundantes.
5. ACTIVACIÓN FÍSICA
La meta de totalizar 150 minutos de actividad a base de intervalos de al menos 10 minutos cada uno a lo largo de la semana, por ejemplo realizando 30 minutos de actividad de intensidad moderada cinco veces a la semana.
Las recomendaciones son extensivas a los adultos mayores con discapacidad, siempre y cuando se adapten a cada persona en función de su capacidad de ejercicio, de sus limitaciones y de los riesgos específicos para su salud.